La escritura es un reflejo de una época. Nace en unas condiciones socioculturales, tecnológicas y económicas determinadas y se transforman de acuerdo con los procesos de mecanización. Es por este motivo, que la evolución de la escritura fue un proceso ligado a la práctica comercial y a la necesidad de representar elementos naturales y actividades cotidianas.
En los primeros signos de escritura, cada dibujo representa una idea, un concepto u objeto. A la vez, estas representaciones denominadas pictogramas, se combinan entre ellas para transmitir ideas más complejas. El primer pictograma del que tenemos constancia es una tablilla en piedra caliza hallada en la antigua Mesopotamia en la ciudad de Kish (Babilonia) fechada en el 3.500 a.C. Estas tablillas, se utilizaban para representar bienes y unidades de tiempo empleado en el trabajo.
Posteriormente, los sumerios considerados la civilización más antigua del mundo, desarrollaron ideogramas (símbolos que representan ideas asociadas menos concretas). Este sistema, fue desarrollándose hasta dar lugar al sistema cuneiforme sumerio de escritura, basado en sílabas que imitaban el lenguaje hablado. La escritura cuneiforme tiene origen alrededor del 2800 a.C. y está considerada como el primer alfabeto. El proceso de escritura, consistía en imprimir las letras sobre tablillas de arcilla húmeda, usando un tallo vegetal biselado en forma de cuña, de ahí el origen de la palabra cuneiforme.
De esta época, datan multitud de tablillas que contienen textos económicos, religiosos, poéticos, y legales, así como el famoso código de Hammurabi, uno de los documentos jurídicos más antiguos que existen. Finalmente, la escritura cuneiforme se convirtió en un sistema de escritura de propósito general para los logogramas, las sílabas y los números.
Hacia el 1.500 a.C., se desarrollaron en Egipto tres alfabetos: jeroglífico, hierático y demótico. De ellos el jeroglífico, basado en 24 símbolos consonantes, era el más antiguo. La escritura fue muy importante para mantener la cohesión del Estado egipcio. Sin embargo, la alfabetización se concentraba en una élite educada de escribas. El aprendizaje del sistema jeroglífico era muy complejo y aumentaba su dificultad a medida que se añadían más signos.
Los fenicios adoptaron el alfabeto egipcio en el 1.000 a.C. Poco después, fue adoptado también por los hebreos y los arameos, sufriendo con el tiempo una evolución propia en cada una de estas culturas. Así mismo, el alfabeto fenicio fue también adoptado por etruscos y griegos, y de ellos lo fue por los romanos, que en el siglo I ya manejaban un alfabeto prácticamente idéntico al actual, a falta de la J, la W y la V.
El Imperio Romano fue decisivo en el desarrollo del alfabeto occidental. Su dominio era también una cuestión cultural, por este motivo desarrollaron un alfabeto formal, realmente avanzado, y lo difundieron por todo el Imperio conquistado. Fue entonces, cuando muchos territorios que tenían su propio lenguaje pero no contaban con un sistema propio de escritura, adoptaron el alfabeto romano o latino.
La escritura romana se conoce a través de inscripciones y papiros, los primeros caracteres trazados sobre piedra, metal terracota y tablillas de cera, se ejecutaban mediante cincel, pincel o pluma. La escritura adoptó tres estilos fundamentales:
Quadrata: Este tipo de letra, también conocida como mayúscula monumental, eran letras mayúsculas cuadradas romanas, originalmente cinceladas en piedra, utilizadas en la escritura formal del Imperio. Su nombre deriva de las dimensiones de sus letras que tienden a ser de la misma altura y anchura, como si estuvieran inscritas en un cuadrado y todas ellas derivan de formas cuadradas, circulares y triangulares.
Es en este estilo que aparece por primera vez la serifa (pequeños adornos ubicados en los extremos de los caracteres tipográficos). Según Edward Catich, autor de The Origin of the Serif en 1968, la icorporación a la serifa se relaciona con el proceso de grabar en piedra las letras que serian señaladas primero a golpe de cincel, colocando esas marcas para indicar el final de línea.
Rústica: utilizada en versiones menos formales y más rápidas en su ejecución. La caligrafía mayúscula rústica tiene una forma similar a la anterior, pero menos rígida y rectilínea, debido a que fue concebida para escribir con pluma y tinta sobre papiro o pergamino en lugar de ser grabada como las mayúsculas cuadradas. Sus letras son más estrechas, más altas que anchas, comprimiéndose más para aprovechar el espacio. En las mayúsculas rústicas hay más líneas curvas y algunas tienen trazos que rebasan inferiormente a línea base, a diferencia de las mayúsculas cuadradas.
Cursiva romana: su caracyerística principal es la inclinación de las mayúsculas. Esta forma de escritura, era usada para el día a día por ejemplo para las cartas, para las cuentas comerciales, para la escritura en las escuelas y algunos de los decretos del emperador.
Como podemos ver, gran parte de nuestras tipografias son un legado de la unificación del imperio romano y el alfabeto latino. Así como la importancia de la serifa y la cursiva. Actualmente, en las imprentas tradicionales, las tipografías con serifa, están destinadas para grandes cantidades de información, debido a que comúnmente se cree que son más cómodas de leer que las tipografías sin remate. Las paloseco se usan para pequeños extractos de texto y para aquellas ocasiones en las que se requiere una apariencia más informal que la apariencia seria de las tipografías con remate. Los tipos paloseco han comenzado a reemplazar a los tipos con remate en encabezados para lograr una apariencia 'más limpia'
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