Si le preguntáramos a alguien qué es el color, la respuesta más común seria una característica de un objeto. Podemos decir si un objeto es azul, verde o amarillo y podemos describir si tiene un tono más claro u oscuro. Sin embargo, la definición de color nos lleva a una respuesta más complexa que tiene que ver con nosotros y no con el objeto en sí que describimos. El color es una percepción visual que se genera en el cerebro al interpretar las señales de luz a través de la retina del ojo. Este mecanismo se hace gracias a los fotorreceptores, células sensibles a la luz, que podemos diferenciar en dos tipos: los conos y los bastones. El ojo humano tiene aproximadamente unos 6 millones de conos que reaccionan a altos niveles de iluminación y son sensibles al Rojo, Verde y Azul. Los bastones nos proporcionan información del brillo y tono, son más numerosos (aproximadamente 100 millones) y al contrario que los conos, reaccionan a bajos niveles de iluminación. Ambas células captan la señal de luz a través de la retina convirtiéndola en impulsos eléctricos que son enviados al cerebro a través de los nervios ópticos. La corteza visual, situada en el lóbulo occipital del cerebro, es la encargada de hacer consciente la percepción del color. La función de los fotorreceptores es muy importante ya que de la cantidad de estos depende nuestra visión. Por ejemplo, un daltónico no puede diferenciar algunos colores y frecuentemente suelen confundir el rojo y el verde. Esta deficiencia es producida por un fallo en los genes que producen el pigmento de los conos de manera que dependiendo del pigmento defectuoso, la persona confundirá un color u otro. Si el pigmento defectuoso es el rojo, la persona no conseguirá distinguir el rojo ni sus combinaciones.
Que nuestro cerebro perciba un color u otro depende de la longitud de onda de la luz. Sin embargo, el ser humano no es capaz de percibir todas las longitudes de onda tan sólo es capaz de percibir una porción muy pequeña llamada espectro visible que comprende longitudes desde los 380 nm hasta los 780 nm.
De este modo podemos comprobar que cada color tiene una longitud determinada como muestra de forma aproximada la siguiente imagen:
Los colores cálidos (rojo, naranja, amarillo) tienen una longitud de onda más larga y los colores fríos (verde, azul, violeta) tienen una longitud menor.
En resumen, la percepción del color se relaciona con los fotorreceptores (conos y bastones) que se encargan de recibir señal luminosa y convertirla en impulsos eléctricos para enviarla al cerebro. Dependiendo de la longitud de onda de la señal luminosa nuestro cerebro percibe un color u otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario